martes, septiembre 2

La Plaza de Armas

Para 1837, la guerra de independencia eran balas perdidas a la vuelta de la esquina. Sin embargo el proyecto de nación daba pasos gigantescos sin mirar a quien pisaba. Tal es el caso de la lucha de los conservadores y los liberales. En tanto las disputas se volvían graves, esa pagina de la historia de México apenas la recordamos con los subversivos realitys de la televisión. Así mismo, cuando nos preguntan acerca de escritores mexicanos, tenemos el breve sirio, de algún personaje sentado en un escritorio, muy mayor, y mirando por la ventana, o por lo menos con la mano en la barbilla y leyendo un libro. Pero la construcción del México lleno de espejismo de libertad y ráfagas de violencia. Casi era un aborto de esperanza.

Los intelectuales de la época, no solamente luchaban con la pluma, literalmente tomaban las armas para defender sus ideales, casos como José Martí en Cuba no fueron esporádicos. Juan Díaz Covarrubias (1837 - 1859) entendía muy bien que la nación necesita patriotas en lugar de ciudadanos, ideal que lo llevó a dar su vida en manos del pelotón de fusilamiento.

Es de reconocer que este joven escritor, además de ser pensamiento liberal, era elemento activo de las fuerzas militares. Novelista romántico, su literatura es considerada la precursora de la Novela Histórica. Nacido en Jalapa, Veracruz, sus estudios fueron dedicados a la Medicina, así como heredero del pensamiento liberar por parte de su padre, participó de gran ayuda con sus conocimientos quirúrgicos en el campo de batalla.

Quizá su obra juvenil no logró a madurar por su muerte tan prematura, sin embargo, fue el cause de la entrada de la nueva literatura nacional. Así también la estructura de su novela es transparente, combina la agilidad de la narración, acompañada con giros del tipo thriller, que mantiene al lector dentro del cuadro costumbrista del momento, se enfatizan los valores del patriotismo, así como la importancia de los héroes que sacrificaron sus vidas por la libertad que ondea en nuestra bandera.

Gil Gómez, el Insurgente o la hija del Medico (1858). Una obra muy estudiada de Díaz Covarrubias, aparentemente pierde en momentos la calidad estética y en ocasiones la calidad literarios, afirman que precisamente es uno de los rubros que le da al texto un plus ultra de literatura. La convicción por encima de la vida.

No podemos especular cuales habrían sido los últimos pensamientos del mártir de tacubaya, sólo esperemos que por lo menos, haya deseado un mejor México que el que tenemos con velas, y lágrimas.

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