lunes, agosto 4

Kant: ¿ver para creer?

Introducción.

En Crítica de la Razón Pura Kant expone la necesidad de la razón y cuál debe ser el contenido de la misma.

La universalidad y validez del conocimiento matemático-científico, es para Kant una realidad de la que hay que partir. El problema es averiguar cómo este conocimiento alcanza su status gnoseológico. El problema de la universalidad y validez de la ciencia quedará reducido a averiguar cómo son posibles los "juicios sintéticos a priori", problema que en realidad es el de averiguar en qué consisten las condiciones de la certeza. El conocimiento de las condiciones de toda presencia como tal es lo que Kant llama "conocimiento trascendental".

Kant mantiene la concepción de espacio y tiempo como formas a priori o intuiciones puras de la sensibilidad. No proceden de la experiencia, ni son cosas en sí, pero son los que hacen posible. Estas formas de la sensibilidad, a la vez que aportan la necesidad y la universalidad a los juicios sintéticos a priori, dan como resultado el que el objeto experimentado nunca puede ser el objeto tal como es en sí mismo, sino como es captado por la sensibilidad humana. La sensibilidad aparece como pasividad, puramente receptiva, abierta al objeto al que recibe, por medio de sus intuiciones puras, como fenómeno.
Los juicios sintéticos a priori.
Los juicios analíticos tienen validez universal y necesaria, es decir: no nos dicen sólo que la cosa es de hecho así y que es así en los casos experimentados, sino que nos dicen que es siempre así porque tiene que ser así.

En los juicios analíticos, para establecer la predicación no "salimos" del propio concepto del sujeto. En cambio, en los juicios sintéticos sí. La predicación la tomamos de la presencia del objeto del que ese concepto es concepto.

Si todo juicio sintético fuera empírico o a posteriori, ningún juicio sintético podría tener validez universal y necesaria, pues ya sabemos que la experiencia no puede darnos universalidad y necesidad, sino sólo "verdad de hecho". Por eso, no habría ninguna certeza absoluta acerca de lo ente, ya que los juicios analíticos serían en efecto absolutamente válidos, pero, por ser analíticos no constituirían certeza acerca de lo ente, y los juicios sintéticos serían acerca de lo ente, pero, por ser empíricos, no serían certeza absoluta, no habría en ellos imposibilidad de dudar.

Intuición y concepto.
La palabra "intuición" significa la relación inmediata con el objeto. La intuición es lo que sostiene todo conocimiento; "conocer" es primariamente "intuir". La intuición es necesariamente receptiva, es "afección". Al hecho de la afección lo llama Kant "sensación" o "impresión", y a la capacidad de ser afectado la llama sensibilidad, literalmente dice “todas las cosas que intuimos en el espacio o en el tiempo (…) no son mas que fenómenos, es decir, puras representaciones”

En consecuencia, en el proceso cognoscitivo son los objetos los que se determinan en el sujeto y no al contrario, puesto que el sentimiento del tiempo y del espacio, a la vez receptivo (empírico) y susceptivo (trascendental), como facultad en principio estética, precede a toda verificación, empírica o científica.

“Los objetos, en si mismos no tienen existencia, y el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones son medidas y valoradas”, todas las sensaciones o impresiones, por sí mismas, son sólo hechos subjetivos. No contienen en sí mismas la referencia a objeto alguno. Para que haya conocimiento, se requiere que las impresiones estén referidas a un objeto, y esto implica que el orden y enlace dé la impresión.

Por ejemplo, los atributos con que una puerta dada contiene en si son muchos, desde la forma, color, tipo, etc., todos estos elementos el objeto los proporciona, yo “sé” que ese color es negro por un conocimiento a partir de mi experiencia, y la puerta es puerta aquí y en todo el mundo por su esencia, la puerta puede ser una ventana, pero el objeto me representa en todos sus atributos los elementos para ser puerta; ocurre entonces cuando una persona que carece de visión desde nacimiento algo muy delicado, como explicar qué es un color, si en su experiencia no concibe la diferencia entre blanco y negro, y todo lo que nosotros consideramos a posteriori, para él son presentados en su realidad como juicios sintéticos.

Los contenidos del conocimiento, en el conocimiento mismo, se hacen presentes como dados de hecho, y no dice absolutamente nada acerca de "cosas" al margen del conocimiento. El análisis kantiano del conocimiento versa sólo sobre el conocimiento mismo y permanece dentro de los límites del conocimiento.

El concepto no viene después de la sensación, sino que todo conocimiento es a la vez ambas cosas.

Sin embargo, es cierto que Kant habla muchas veces de "la cosa en sí", contraponiéndola al objeto del conocimiento, al cual llama "fenómeno". Entonces, nada más fácil que interpretar que la "cosa en sí" sería la responsable de la afección, mientras que el fenómeno sería el objeto elaborado en la mente tomando como material las sensaciones. Pero no es eso lo que dice Kant. El concepto de "cosa en sí" lo introduce Kant para explicar por contraposición el concepto de fenómeno. Lo ente, para Kant es el fenómeno.

Lo que hace la Razón es enviar todo conocimiento a "principios" lo más generales posible, esto es, aquello de lo cual pueda derivarse un conocimiento por meros conceptos. Esa derivación no es su verificación o justificación. Es su inserción en un sistema racionalmente organizado de conocimientos. Ese sistema es la organización silogística de la ciencia. En una inferencia mediata o silogística, debe haber siempre dos premisas: la premisa mayor y la premisa menor. Kant distingue tres clases de inferencias silogísticas mediatas, o como también las llama: "inferencias de la razón", que son tres, a saber: aquella en la que la premisa mayor es siempre un juicio categórico, aquella en la que es un juicio hipotético y aquella en la que es un juicio disyuntivo.

Las tres Ideas de la Razón, no son conocimientos, son sólo ideas regulativas del proceder de la Razón. "Idea" es para Kant, la representación de algo absoluto, representación que rebasa los límites de toda experiencia posible. La Razón, como "facultad de los principios", es también la "facultad de las ideas". El error consiste en que no podemos pensar nada sin hacer uso del entendimiento, esto es: sin aplicar categorías, por lo cual la Razón, inevitablemente, puesto que piensa los contenidos de esas ideas, los piensa aplicándoles categorías, aplicación que desde el punto de vista teórico es gratuita, ya que los contenidos en cuestión no pertenecen a ninguna experiencia posible. Lo que resulta de este modo de proceder es, ciertamente, una "apariencia", pero es una apariencia necesaria en virtud de la propia naturaleza de nuestro conocimiento, es lo que Kant llama "apariencia trascendental", o dicho de otro modo, datos de los que no se puede tener ninguna experiencia concreta.

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