sábado, agosto 16
Tras la muerte de Jesse Owens en 1980 en Tucson Arizona, el record de 4 preseas parecía un sueño imposible. El velocista de Berlín murió casi en completo olvido después de perder su carrera personal contra el cáncer de pulmón.
Owens, un corredor afroamericano demostró en la propia cara de Hitler, la gran fuerza y coraje de su raza; ganando en las olimpiadas de Alemania en 1936, a pocos meses que explotara la segunda guerra mundial. Así como la guerra a la historia del mundo, la vida de Owens fue empañada por el racismo.
Jesse además de conseguir el oro aquella mañana consiguió el respeto de la Alemania Nazi. Sin embargo la otra moneda estaba en casa. En Estados Unidos el entonces Roosevelt no quiso recibirlo en la Casa Blanca porque tuvo miedo de perder los votos de los estados sureños.
El record de Owens fue batido 20 años después por Willie Williams, pero su sombra era muy grande. Fue en las olimpiadas de 1986 cuando Carl Lewis, volvió loca a la multitud después de lograr 4 medallas de velocidad, hasta llegar a 19 en su carrera, ganando oportunamente el nombre de “El Hijo del Viento”.
Entrando a la nueva era de las olimpiadas, donde se le rinde tributo al poder de la tecnología High Definition y del Slow Motion, la facilidad de contener una carrera por milésimas de segundos es el pan nuestro de cada competencia. Asi fue la mañana del 16 de agosto del 2008, el jaimacano Usain Bolt acomodado en la tercera linea logró llevarse el Oro en los Juegos Olímpicos de Beijin a la vista de miles de personas en el nido del pájaro.
El cronometro se detuvo al segundo 9.69, suficiente para que el mundo colapsara en ese momento, la distancia por el segundo lugar fue de poco más de un metro era imposible detener un rayo con las manos, el secreto de tal rapidez lo explica cabalmente: el irreverente Usain Bolt habia enamorado al viento. Festejaba entre la multitud y por ultimo tomandose la foto con su record para la posteridad. Simplemente increíble.
Owens continuara siendo el hijo prodigo del atletismo como un corredor sin gloria, el Icaro de los 100 metros planos. Aún continua Lewis protegiendo su trono y sólo la rebeldía en la juventud de Usain Bolt podrá derrocar del cetro al hijo del viento, en tanto el viento siga existiendo aun seguirán los hombres conquistando las pistas, el rey vive mientras se escucha entre las tempestades el nombre del Rayo Bolt.
Owens, un corredor afroamericano demostró en la propia cara de Hitler, la gran fuerza y coraje de su raza; ganando en las olimpiadas de Alemania en 1936, a pocos meses que explotara la segunda guerra mundial. Así como la guerra a la historia del mundo, la vida de Owens fue empañada por el racismo.
Jesse además de conseguir el oro aquella mañana consiguió el respeto de la Alemania Nazi. Sin embargo la otra moneda estaba en casa. En Estados Unidos el entonces Roosevelt no quiso recibirlo en la Casa Blanca porque tuvo miedo de perder los votos de los estados sureños.
El record de Owens fue batido 20 años después por Willie Williams, pero su sombra era muy grande. Fue en las olimpiadas de 1986 cuando Carl Lewis, volvió loca a la multitud después de lograr 4 medallas de velocidad, hasta llegar a 19 en su carrera, ganando oportunamente el nombre de “El Hijo del Viento”.
Entrando a la nueva era de las olimpiadas, donde se le rinde tributo al poder de la tecnología High Definition y del Slow Motion, la facilidad de contener una carrera por milésimas de segundos es el pan nuestro de cada competencia. Asi fue la mañana del 16 de agosto del 2008, el jaimacano Usain Bolt acomodado en la tercera linea logró llevarse el Oro en los Juegos Olímpicos de Beijin a la vista de miles de personas en el nido del pájaro.
El cronometro se detuvo al segundo 9.69, suficiente para que el mundo colapsara en ese momento, la distancia por el segundo lugar fue de poco más de un metro era imposible detener un rayo con las manos, el secreto de tal rapidez lo explica cabalmente: el irreverente Usain Bolt habia enamorado al viento. Festejaba entre la multitud y por ultimo tomandose la foto con su record para la posteridad. Simplemente increíble.
Owens continuara siendo el hijo prodigo del atletismo como un corredor sin gloria, el Icaro de los 100 metros planos. Aún continua Lewis protegiendo su trono y sólo la rebeldía en la juventud de Usain Bolt podrá derrocar del cetro al hijo del viento, en tanto el viento siga existiendo aun seguirán los hombres conquistando las pistas, el rey vive mientras se escucha entre las tempestades el nombre del Rayo Bolt.
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