lunes, agosto 25
Ante el telón de fondo de una guerra, La Iliada es una campaña emprendida por los griegos contra Troya; donde a principio y esencia destaca la idea de la debilidad del hombre, efímera criatura sometida a poderes superiores, pero capaz de alcanzar el renombre del heroísmo a fuerza de valor, coraje, sufrimientos y renuncias.
El eje de La Ilíada es la fuerza. La fuerza empleada por el hombre, la fuerza que esclaviza al hombre, la fuerza ante la cual la carne humana se retrae. Exhibe en todo momento al espíritu humano, en tanto que modificado por sus relaciones con la fuerza, en tanto que arrebatado, enceguecido por la misma fuerza que imaginó podía manejar, en tanto que deformado por el peso de la fuerza ante la que se somete.
Todos los hombres están destinados a morir; aunque un soldado puede envejecer en batallas; sin embargo, para aquellos cuyo espíritu ha sido doblegado por el yugo de la guerra, la relación entre la muerte y el futuro es diferente de como es para los otros hombres. Para los otros hombres la muerte aparece como un límite puesto por adelantado en el futuro; para el soldado la muerte es el futuro, el futuro que su profesión le asigna, Aquiles así lo demandó. Y sin embargo, la idea de que tuviera que morir, no le importó a cambio de una eternidad de gloria, por su fe, y por el favor de los dioses.
La muerte gloriosa y valerosa en la lucha impregna a Aquiles con cualidades que le permitían trascender su finitud y perdurar en los hombres de las distintas épocas. El destino adamantino de morir, ha puesto ya sus ojos sobre él. Pero, aunque ahora vencer o sobrevivir no esté en sus manos, sólo de él depende el cumplimiento de eso que exige, hacer de su muerte una forma de gloria imperecedera.
Etiquetas: Lunes, otras lecturas
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