miércoles, abril 16

Nietzsche: AJAX héroe trágico


“…lo trágico no es el desenlace,
sino la lucha contra ese destino.”
Eduardo Nicol



Introducción
EN NIETZSCHE: AJAX HÉROE TRÁGICO pretende plantear, descriptivamente, la concepción Nietzscheana de la tragedia y formar un sistema más claro con respecto al personaje de Ajax de Sófocles , con respecto a la gran dificultad de ser un personaje trágico, y la gran responsabilidad que emprende Ajax hacia la individualidad que contrariamente en lugar de beneficiarlo, lo sentencia y trae la deshonra y su muerte. Se asume ciertos rasgos y se da lugar del como se consideraba la tragedia griega y algunas situaciones de la época. Después se plantea la perspectiva que se tiene de la tragedia en el libro El nacimiento de la tragedia disuadiendo en que motivos y que experimenta el héroe trágico, encuadrando a Ajax y enfrenándolo por ultimo, a manera descriptiva, como desemboca esta categoría de héroe trágico en él. Rasgos generales de la Tragedia GriegaLa significación habitual de Tragedia especifica que es: “una obra artística cuyo tema central es un suceso fatal o lamentable, capaz de infundir lástima o terror por su desenlace generalmente funesto.” Tales obras se asocian a un género literario que incluye teatro, poesía, y colateralmente la novela trágica desde hace 25 siglos, logrando un importante desarrollo con los grandes trágicos de todos los tiempos: Esquilo (525-456 a.C.), el primer gran trágico; Sófocles (496-406 a.C.), el más puro; Eurípides (480-406 a.C.), el más oscuro.



La tragedia griega se hallaba inserta en el marco ceremonial de las Grandes Dionisíacas o Grandes Dionisias, fiestas religiosas en honor de Dionisos que se celebraban alrededor de la segunda semana de marzo, en el interior de la ciudad, y que eran a su vez complementadas por las Dionisíacas de los Campos que se celebradas hacia septiembre, en las afueras de la ciudad.



Las obras del género trágico están compuestas de tres dramas, más una sátira final. Su estructura era la siguiente: daba comienzo la obra con el prólogo de un actor que precede a la párodos, esto es, la entrada del coro cantando en solemne procesión. Se pone en evidencia la estructura dialógica de la tragedia en la alternancia de intervenciones entre el coro y los actores, y también entre los actores y el público, que en ocasiones es interpelado por ellos; también son importantes los prolongados silencios que se imponen en el escenario. El fin de la obra lo marca el éxodos o último canto que el coro ejecuta antes de salir del teatro, que suele incluir un comentario abstracto de la situación posterior al drama representado.



El héroe de la Tragedia En el Libro El Nacimiento de la Tragedia, Nietzsche considera el arte como la manifestación de la evolución de lo Apolíneo a lo Dionisiaco. En el arte Apolineo, sostiene, nos protegemos del terror existencial por medio de la ilusión racionalista. Por el contrario, lo Dionisíaco en el arte, tiende a expresar la vida en toda su fuerza; en su reclamo de fusión y de satisfacción por medios no racionales, como perteneciendo a una experiencia estática. El arte Dionisíaco nos pone en contacto con el aspecto nocturnal de la existencia.Nietzsche ve la síntesis de ambos principios: el de la fusión dionisíaca y el de la individuación apolínea, como la medida exacta:



"Llegamos a interpretar la tragedia griega como un Coro dionisíaco que una y otra vez se descarga en imágenes apolíneas... La tragedia es una encarnación apolínea de visiones y poderes dionisíacos..." (Nietzsche. El Nacimiento de la Tragedia. p.36).



De igual forma, Nietzsche ve en la tragedia a lo individual encadenado en una lucha heroica por la universalidad, aprendiendo a pecar y a sufrir. La individuación es vista como la fuente de todo sufrimiento y por tanto, debe ser rechazada (p.64-66). Sin embargo, este proceso parecerá haber alcanzado su cenit con Eurípides, quien intentó eliminar la presencia invasora de Dionisos:


“En sus formas más antiguas la tragedia griega sólo registraba los sufrimientos de Dionisos, y él era el único actor. Pero también puede declararse, con igual justicia, que hasta la época de Eurípides, Dionisos permaneció como el único protagonista dramático y que todos los caracteres famosos de la escena griega, Prometeo, Edipo, etc., fueron sólo más caras del héroe original. " (Nietzsche, X)



La virtud de la Tragedia es fundamentalmente provocar una multiplicidad de reacciones en el receptor; conmover, enojar, aleccionar o irritar; y no sólo al lector, a los mismos personajes dentro de la obra, “el horror y al mismo tiempo conmover a Ulises la muerte de Ajax Las tragedias clásicas, pese a estar contextualizadas en un marco histórico determinado, retratan la personalidad del hombre y la fluctuación de sus emociones; las contradicciones universales, las dudas, los anhelos y un cúmulo de sentimientos que escapan de todo límite temporal-espacial.



La crisis de las ideologías, la falta de fe, la muerte de las utopías y la desconfianza son factores que siempre han rodeado la vida del ser humano, y que adquieren mayor o menor intensidad bajo nuevas formas y en distintas circunstancias



Nietzsche y la tragedia

Para Nietzsche, la tragedia carecía de una dimensión moral. No hay ningún conflicto entre el individuo y el orden moral del mundo, sino el individuo y la naturaleza de las cosas (lo cósmico, lo indiferenciado, que destruye al individuo). La nobleza que distingue al héroe es preservada hasta el instante de su destrucción, que llega a ser la representación de esa grandeza y nobleza aplastada por fuerzas cósmicas. Es esta una situación en la que el concepto de pecado llega a carecer completamente de significado, ya que dentro del sistema de justicia que los dioses griegos tienen, el favor y la tragedia es un bocado que “sólo” los dioses pueden otorgar a los mortales.



En lo que sí hacen hincapié los filólogos e historiadores es en la relación de la tragedia con el régimen político (la democracia participativa o democracia radical) que ha permitido la parresía (libertad de palabra) y la isegoría (idéntico derecho a hablar en la asamblea). Sin embargo, admiten que hay partes de la tragedia que ofrecen relación con la retórica de las asambleas, y que el agón guarda ciertas relaciones con el género trágico. En mi modesta opinión, tal y como ya apunté líneas arriba, es en este último elemento de la cultura ática (el agonismo) donde encontramos, conjuntado con el desgarro interno entre la racionalidad y la animalidad (entre orden y caos) y con las capacidades simbólicas inherentes a la especie humana, el nexo que vincula a la tragedia con la religión, esto es, el fondo religioso de la tragedia griega.



El espíritu competitivo griego ejercía una función de cohesión social que aparece como paralela a la religiosidad: es condición previa de la competición la reunión de los competidores y es la reunión, la que fomenta la competición como forma de comunicación, ofertadora de cohesión social en última instancia. La tragedia permitía el encuentro con los límites de la condición humana y con las leyes que regulan tal condición en el contexto cívico, a la par que posibilitaba y fomentaba la unidad de los ciudadanos. Pero la tragedia no sólo reunía al pueblo, sino que también, tenía una función pedagógica y constructora de identidad social.



AJax “héroe”; deja de ser un modelo a seguir, para convertirse en un objeto de crítica, y la función de los mitos que la tragedia retoma y remodela consiste en ser la expresión de una época pasada, con unos patrones políticos caducos y obsoletos, que se muestra como ajena en relación con las actuales leyes democráticas. A través del pasado social que narra la tradición, se establece una relación de otredad con ellos, lo cual permite reafirmar la mismidad, esto es, la identidad social ateniense. Se trata pues, de una alteridad interna integrada y constituyente del momento cultural griego presente. La tragedia no conduce a la creación de una conciencia ni tampoco es un momento de la razón. En tanto permanece Dionisíaca, es una visión del de lo terrible y lo determinado por las causas del acto.



AJAX

Sófocles es el creador de lo que se ha dado en llamar “héroe trágico”. Cuando hablamos aquí de héroe no pensamos en un semidiós o en algún personaje proveniente de otra galaxia sino en un ser humano al que sin embargo adornan ciertas cualidades que le hacen elevarse por encima de los demás de su rango y será un modelo y ejemplo para ellos. Cuatro notas persisten en estos seres humanos de carne y hueso: soledad, constancia, dolor y fe.Ajax, arquetipo de héroe sofocleo aparentemente acompañado su entorno aparece siempre en soledad a la hora de decidir, se encuentra enfrentado al designio de los dioses, y al rechazarles el favor de su ayuda, ellos también lo sentencian a no tener la armadura de Aquiles.



El héroe trágico siempre es consecuente, ceder es intolerable. La constancia en la acción aviva su noción de independencia. Es sordo a las súplicas y los consejos, testarudo hasta el empecinamiento.



“Cuando capta los designios divinos, comprende que su dolor puede tener sentido. La fe en los dioses da sentido a ese dolor del héroe y se trata pues de una especie de resignación a medio camino entre la rebeldía y la desesperanza.”(Scabuzzo, La Dialéctica Del Engaño y La Violencia En Ayax)



La acción heroica llevada al escenario trágico implica una toma de posición del héroe frente a una coyuntura en la que debe realizar una opción que lo compromete vitalmente, y lo lleva a enfrentar a otros personajes, humanos o divinos, que no comparten su concepción del mundo o al menos su postura ante la dificultad planteada.



“Ayax es el héroe trágico que reúne y condensa la violencia sufrida en sí mismo y ejercida por él sobre otros y sobre sí; la persuasión y el engaño, que se entrelazan inseparablemente en su discurso en virtud de la ambigüedad de la justicia y la deshonra; la resistencia al destino y la indeseada y dolorosa experiencia de la vergüenza; procura la inversión de roles, no solamente en Él, en Ulises, en Agaménon y en el lector mismo”(Scabuzzo)



La independencia de Ayax se convierte en angosta soledad. De forma reiterada, había rechazado la asistencia de los dioses. Quien cuenta sólo consigo mismo para vivir sin los dioses y en contra de los hombres se halla destinado a perecer. Su presunción le ha llevado hasta la impiedad, y su sentido del honor hasta la rebeldía. Ayax: por propio impulso se ha arrojado a la exterioridad más completa donde lo único que encuentre es la tragedia. El honor de la proeza le hubiera parecido menor de haber aceptado el favor de una divinidad. Buscaba la victoria por sí solo, y para sí solo, sin solicitar el menor auxilio exterior. Sólo la aparición de Ulises le dio la dignidad que merecía Ajax al mediar con los reyes, el sepelio para el eterno descanso del cuerpo del héroe.






Bibliografía

Durant, Will. La vida de Grecia. Tomo II. ed. Sudamerica. Buenos Aires. 1960. Nietzsche, F. El nacimiento de la tragedia. Madrid, Alianza Editorial, 1973.



Nicol, Eduardo. La idea del hombre. ed. FCE. México. 1977.



Rabanal Alonso, Manuel Abilio. La desgracia de llamarse Áyax. ed. Mundo. Madrid. 1984.



Starobinski, Jean. La espada de Ayax, en La posesión demoníaca. Tres estudios, ed. Taurus, Madrid. 1974.



Scabuzzo, Susana. La Dialéctica Del Engaño y La Violencia En Ayax. 1998.



Vílchez. M. “Mitología, mito y tragedia griega”. Revista de filología griega y latina de la Universidad de Cádiz, Nº 3, 1993, Cadiz. p. 127-138

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