martes, noviembre 25

Don Quijote: La locura del caballero

La maestría de la obra de Cervantes radicó en la fuente inagotable de temas a estudiar que proporciona cabalmente El Quijote.Analizada, la obra, desde distintas perspectivas, sociales, fisiológicas, psicologicas, etcétera, la locura del personaje juega un papel decisivo dentro del texto, formándose como un filtro congnositivo del cual Don Quijote, creaba y organizaba su realidad; Cervantes extrae la visión quijotesca de la realidad para dar pie a una critica, que aun en la actualidad, no puede compararse con el esplendor de su obra.El siguiente trabajo pretenderá ambiciosamente vincular la locura del Hidalgo con la critica a las caballerías, que tanto Cervantes remite de manera apesadumbrada y explicar, porqué el discurso de un personaje insano, no lo vuelve más loco, sino más humano.



El proyecto de Cervantes

Cervantes escribía para lectores de su tiempo y no para nosotros. Su novela supone unos puntos de vista, unas bases culturales que no recibimos en la infancia. Por ejemplo, el lector para quien Cervantes escribía leía libros de caballerías, o al menos conocía cómo eran. Estos libros han muerto, debido en parte significativa al mismo Cervantes.


El libro mismo dice con la máxima claridad su propósito: acabar con la “máquina mal fundada” de los libros de caballerías. Los contemporáneos de Cervantes no sentían ninguna vacilación en tomar estas repetidas afirmaciones al pie de la letra. Pero debido a la evolución social y literaria desde el siglo XVII, a ciertas contradicciones dentro de la obra y también al tropel de críticos que rodea cualquier obra maestra, ha surgido una tremenda controversia sobre la interpretación del Quijote.


Por decirlo con otras palabras, Don Quijote es una obra que ahora precisa de unos datos externos para su interpretación. Estos datos los obtenemos en primer lugar del estudio de los libros de caballerías, que son el punto de partida del Quijote y la lectura favorita de su protagonista. También se haya en otras obras literarias y culturales, en documentos y en especial en las otras obras de Cervantes, por lo general menos susceptibles de interpretaciones conflictivas.
Quijote, la locura y las caballerías

Desde el prólogo hasta la última página, Don Quijote se describe como un ataque orientado a “derribar la máquina mal fundada de los libros de caballerías”. El tema aparece al principio y fin de las dos partes.


Hay unas alabanzas de los libros de caballerías en Don Quijote, pero hay de tener en cuenta quien los alaba. Es según el loco don Quijote que los libros de caballerías son verdaderos y educativos, y según las mujerzuelas de la venta, que son gustosos. El problema mayor no es reconciliar un ataque con los elogios contenidos en la obra, sino con el hondo conocimiento que Cervantes tenía de estos libros tan abominables en su propia opinión. Don Quijote fue escrito para el vulgo, una enorme clase intelectual, inferior en sabiduría a la a que pertenecía su autor. Para esta gente, los libros de caballerías son peligrosísimos, pues presentan gustosas relaciones sexuales sin enseñar sus riesgos. Entre sus desastrosas consecuencias figuran mujeres y niños abandonados.


Sancho pronto se da cuenta de la locura de su amo. El positivismo de Sancho está basado en las experiencias de su cuerpo. El dolor en las espaldas, los malos efectos que le producen una medicina preparada por don Quijote, ser echado al aire en una manta como un perro, le convencen de que la visión caballeresca del mundo que le relata su amo no corresponde a la realidad.


Para protegerse y para proteger a su amo de futuros daños, Sancho explica a don Quijote que percibe el mundo erróneamente. Pero la locura de don Quijote resiste a estos argumentos. “Yo, señor barbero, no soy Neptuno, el dios de las aguas, ni procuro que nadie me tenga por discreto no lo siendo: sólo me fatigo por dar a entender al mundo en el error en que está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba la orden de la andante caballería”(Parte II, Cap. I), la cita no sólo muestra el entendimiento que tiene don Quijote de su locura, sino también explica cuál es el motivo por el que ha decidido ser caballero andante.


Sancho, observando la situación que prevalecía y la negativa de su amo en ceder a sus frecuentes desvaríos, para protegerse y para proteger a su amo, comienza a desobedecerle y a intervenir en la historia. Ata las patas del caballo o inventa libre y ridículamente descripciones de su imposible visita a Dulcinea. Esta invención llega a su clímax en la Segunda Parte cuando Sancho explica a don Quijote que una aldeana maloliente es Dulcinea encantada. Sí Sancho no puede convencer a don Quijote de lo que ve, tampoco tiene don Quijote recurso cuando Sancho se vale de mentiras piadosas.



La evolución Don Quijote y Sancho.

Don Quijote y Sancho llegan no sólo a quererse sino también a parecerse. Don Quijote paulatinamente ve las cosas como son, deja de destruir, cobra dignidad y se impone a las personas que le rodean por su personalidad, idealismo, sabiduría y dotes retóricas. Sancho, quien comenzó como un campesino codicioso y tonto, muestra disponer de una sabiduría popular y a veces de un hedonismo sensato. Don Quijote llega a cobrar matices religiosos, santos y hasta mesiánicos. Su amor para Dulcinea deja de ser ridículo para convertirse en espiritual. Con todo, continúan como figuras ambiguas y contradictorias (don Quijote el loco cuerdo, Sancho el tonto sabio) hasta el final del libro.


Tanto don Quijote como Sancho aprenden y evolucionan. Su desarrollo, que nos parece normal y deseable en una obra de ficción, es uno de los aspectos de don Quijote más innovadores y atractivos para lectores modernos. Parece que hasta cierto punto, este crecimiento “moral” de los personajes ocurrió sin propósito de Cervantes de fomentarlo. Los lectores de su tiempo no esperaron sino personajes fijos, lo cual contribuye a explicar su entendimiento parcial de la obra. Pero para nosotros, corresponde con nuestra visión de la inestable personalidad humana, y nos interesa.


Sancho y don Quijote tienen emociones y defectos. Aprenden, olvidan, son egoístas, idealistas y soñadores. Cada uno tiene una visión de sí mismo diferente de la de su compañero y también de la del lector. Su relación intelectual y emocional es tan compleja como se nunca haya presentado en la literatura. Su amistad no tiene antecedente.


Crean y consolidad un lazo tan natural, que llegan a complementarse y a ser uno, polos opuestos que no pueden prevalecer uno sin el otro, creando una valorización al concepto del Otro. Tal motivo, refleja personajes con una caracterización metaliterario, que entre pagina y pagina, van personificándose con rasgos tan humanos que culminan en una toma de conciencia distinta, que al comienzo de las aventuras. Que sólo el genio de Cervantes logró plasmar. Conclusión
Pueden relevarse, en Don Quijote, los atractivos de los libros de caballerías de que es un notable descendiente y heredero. Igual que ellos, ofrece al lector una fantasía atractiva y descansada. La vida de don Quijote, en cuanto deja de provocar al mundo a represalias físicas, es muy gozosa. Viaja en compañía grata, conoce mundo y gente, vive sin responsabilidades. Está seguro de sí mismo. Aunque sea de un sueño, está enamorado. Gana fama (incluso figura en un libro) y es conocido por todo el país. En la Segunda Parte, es tratado por nobles como su huésped de honor. La vida de don Quijote es mucho más rica por haber salido de su casa que lo sería si Alonso Quijano se hubiera quedado cuidando de su hacienda.


El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha está libre de los defectos que Cervantes vio en los libros de caballerías. No es lascivo, no tiene encantamientos, no presenta aventuras increíbles ni “fabulosos disparates”. Su estilo no es duro, no tiene increíbles hazañas, ni huye de la verosimilitud e imitación. Presenta personajes encarnados, demasiado humanos para la época, sólo existe algo mejor que esta obra, y es volver a releerla.

Bibliografía

CERVANTES, Miguel de: El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Parte I. México: ed. Cátedra, 2002.
CERVANTES, Miguel de: El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Parte II. México: ed. Rei 2001.
ECHEVERRÍA, José: El "Quijote" como figura de la vida humana. Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad de Chile, 1965.
ORTEGA, Julio: "Final: una teoría del juego". En La Cervantiada (1993), Julio Ortega ed.
RILEY, Edward C.: "Episodio, novela y aventura en Don Quijote". Perú: Constanza, 1954.
TELLO, Antonio: El "Quijote" a través del espejo. Madrid: Mondadori España S. A., 1989.

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