martes, enero 30
El día no pudo ser mejor, después de varios minutos perdidos en el urbano. La maquina expendedora de café sintético, no funcionaba en su cien porciento. No daba chocolate, no daba cambio, no tenia azucar y no daba cucharita, por lo menos tenia agua. El destino comenzaba a jugar con los mortales. No fue hasta que comencé a terminar (sentencia elegida con la narración de la obra) el libro de "La Muerte Artemio Cruz", Carlos Fuentes. Cuando me dí cuenta, que realmente necesitaría esa poca de azucar.
La historia contada resulta el pretexto de la vida del personaje principal, que a unas horas de morir, su conciencia fluye deviniendo y trasladando hechos pasados con presentes en el incansable presente. La muerte del personaje es necesaria, su identidad histórica transforma al mismo Artemio Cruz en la ultima línea narrativa. Yo, Tú, Él, todos mueren, dirigiéndose al mismo punto desde diferentes inicios. La narración llevada por un Artemio moribundo viejo, fluye al desconocido imperio de la muerte; mientras el otro Artemio, el que regresa, cruzando por sus amoríos, el teniente, después el adolescente y por ultimo Cruzito, frágiles y apunto de desaparecer. Eso me recuerda a un video que miré hace tiempo en el youtube, un cortometraje llamado “La Ruta Natural”.
Pero como les estaba contando queridos lectores, ese café insaboro no merecía ser contado.
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