martes, febrero 13

Black Dog

El comienzo de semana ha traído, a grandes rasgos, un cambio súbito de temperatura. Tal pareciera que el clima se está globalizando. El fin de semana fue un decresendo en alegro. Dos personas muy cercanas a mí, fallecieron. Al enterarme de la noticia, baje la mirada buscando la sombra peluda de mi perro. Un animal pasivo, con genes de demonio y fisonomía de perro Chihuahua, acaba de cumplir 12 años. Vida en perro: 12 x 7 = 84. Más los segundos en curso. Sentí una nostalgia de verlo dormido en mis pies, no es fácil tener una vida de perro. Y claro que escribiría un poema como el de Abigael Bohórquez, cuando mi mascota suspire su ultima croqueta. Le di un abrazo, y lo deje dormir nuevamente.
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____Terminé mi poemario y mi ponencia, para despabilarme un poco, tomé un poco de jugo naranja, abrí unos puertos de la computadora para que el eMule pudiera bajar las películas tan codiciadas por los piratas, y me fui a dormir. Cual fuera mi suerte, que sólo era el inevitable comienzo de la rueda de la vida.
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____El despertador sonó puntual a las dos de la mañana, me levante apresurado a vestirme, y cuan maravilla. Mi perro encima de mi ropa, encima de la maleta, encima de mi sillón en la sala. No pude evitar mirarlo a los ojos, que infame. Claro que no lo golpeé ni nada por el estilo. A su edad merece mucho respeto. Sólo le quite el suéter, que tenia pensado ponerme y lo coloque en la maquina de lavar. Guarde mis cosas, las que se habían salvado al salvajismo sueño trunco de mi perro y salí a la central de autobuses.
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____Aun cuando compré el boleto, me seguía riendo por la actitud de mi perro. Sólo le faltaba que me digiera: “Déjame dormir, no seas ingrato”. Hace como cuatro años dejó de cuidar la casa y comenzó a dormir adentro. Tenemos que alimentar a un ejercito de once gatos para que por lo menos tengan un poco de compasión los ladrones.
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____Compré el boleto a las tres de la mañana, el camión saldría a las cuatro, pero salió antes. Usualmente cuando despierto a eso de las siete de la mañana, ya estoy llegando a la ciudad destino. Abrí los ojos. Eran las ocho y todavía no llegábamos ni a la mitad del viaje. Un revisión de soldados, llamados comúnmente RETÉN; investigan carro por carro, camión por camión. Drogas, armas, narcotraficantes, homofóbicos y revistas pornográficas. Tenia que llegar a las ocho a la escuela, y cuando por fin toque la puerta de mi aula, eran las once.
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____Siento la mirada de mi perro, y consideren bien esto, dejen dormir a sus mascotas ancestrales, no se sabe. Pero la maldición del perro desvelado les puede caer encima.

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